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ChatGPT: ¿por qué resistirse a la evolución?

100 millones de usuarios activos es la cifra que acaba de alcanzar ChatGPT. A sólo dos meses de su lanzamiento, esta aplicación web ha alcanzado un hito que otros gigantes como TikTok tardaron dos años y medio.

ChatGPT es un modelo de Inteligencia Artificial generador de texto, es decir, permite interacciones mediante lenguaje natural, tal como se hablaría con un individuo cualquiera. Sin embargo, la gran diferencia reside en que este particular individuo tiene un conocimiento abismante, al haber sido entrenado con una dataset de más de 300 mil millones de palabras de distintos documentos disponibles en internet.

Además de haber alcanzado esta cifra de usuarios, otro hito reciente es que OpenAI, la empresa detrás del modelo, acaba de revelar ChatGPT Plus, un modelo de suscripción al bot que por 20 dólares incluye múltiples ventajas como mayor disponibilidad y velocidad de respuesta. Esta decisión comercial refleja que el asistente ha llegado para quedarse.

Pero esta llegada, y como toda tecnología disruptiva, ha sido bastante escabrosa generando episodios polémicos uno tras otro. Uno de los más emblemáticos surge cuando un alumno en Nueva York aprueba una evaluación sobre un ensayo respecto a las religiones usando un documento generado por ChatGPT. Esto derivó en que múltiples escuelas restringieran el acceso total a la web del modelo en las redes WiFi de las instituciones y todos los dispositivos.

Esta decisión muestra una reacción desesperada y retrógrada de parte de las instituciones, al no saber cómo lidiar con tan avanzada herramienta capaz de otorgar a cualquier persona la capacidad de simular experticia en cualquier tema.

Para hacer frente a estas situaciones, OpenAI ha liberado dos herramientas hasta la fecha: una consiste en documentación orientada especialmente a los educadores que intenta guiar hacia una educación conjunta con este nuevo chatbot y la otra, corresponde a una herramienta capaz de identificar si un texto fue generado por una IA.  Sin embargo, ésta última sólo fue capaz de detectar un 26% de los textos generados por IA que se procesaron, por lo que, con tan bajo desempeño, su uso no sería de gran utilidad por el momento.

Evidentemente esta tecnología ha llegado a romper paradigmas por su grado de innovación, tal como ocurrió con la llegada del internet, que si bien puede no ser adjudicada a la complejidad del modelo (como dice Yann LeCun, científico jefe de IA en Meta,) sino a los efectos que genera al poner a disposición de cualquier persona (por el momento) semejante cantidad de información de manera tan natural y personalizada. En lugar de resistirse a la evolución de la IA con ChatGPT, se debe aprovechar su potencial y encontrar maneras de incorporarlo en la sociedad de manera proactiva y ética.

En Digevo Ventures, tenemos la filosofía de que el trabajar mano a mano con IA puede entregar inmenso valor a nuestros clientes y nuestros procesos, es por ello que desarrollamos Darwin, un mentor basado en IA, que es capaz de evaluar el estado de una startup y recomendarle premes que aumenten su probabilidad de éxito. 

Además, estamos siempre en busca de elevar e integrar el conocimiento de Darwin con nuevas tecnologías que sean capaces de explotar al máximo las bondades de la IA en pro de fomentar el desarrollo emprendedor, así que nos encontramos constantemente trabajando en nuevas versiones para nuestra tecnología. 

¿Qué opinas tú sobre esta nueva tecnología y su futura adopción?

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